Sigue caminando: el sendero difícil también lleva al paraíso

A veces la vida se parece a un camino polvoriento, lleno de piedras, baches y huecos que no elegimos. Avanzamos con pasos cansados, tropezamos, caemos, y nos preguntamos si vale la pena continuar. En esos momentos, es fácil rendirse. Es fácil mirar atrás y pensar que estábamos mejor antes, o quedarnos quietos creyendo que no hay salida. Pero lo cierto es que ningún camino que valga la pena está exento de dificultades. Los baches no significan que vamos mal. Significan que estamos vivos, que nos estamos moviendo. Si todo fuera plano, cómodo y sin desafíos, no aprenderíamos nada. Cada obstáculo es una oportunidad disfrazada, un maestro que nos enseña algo sobre nosotros mismos. A veces, el dolor nos obliga a despertar. La incomodidad nos empuja a crecer. El esfuerzo nos forma. Es normal que no nos guste el terreno. No elegimos las piedras, no pusimos los huecos. Pero lo que sí podemos elegir es no detenernos. Porque incluso el camino más r...